martes, 20 de enero de 2009

Se busca a Pepe, ¿sera el mío?

Es una historia real que apareció en los medios hace muy poquito. Y yo me pregunto será mi Pepe, con lo que yo le quiero. Pepecar, Pepephone y ahora pierde su Pepering... Os dejo la historia completa por si la desconocíais...

Un padre y un hijo se encontraron una alianza con un nombre y una fecha. Ahora han abierto un correo electrónico para intentar devolverla y un blog que quiere convertirse en una web de 'objetos perdidos'.

La Vanguardia Jueves 15-01-2009


BUSCANDO A PEPE

FRANCESC PEIRÓN
Barcelona

Veinte años después,alguien ha perdido a Pepe de forma involuntaria o con premeditación. Una familia de Sarrià se ha puesto manos a la obra para desentrañar el enigma. No cuenta más que con una alianza matrimonial,una fecha, una dirección de correo electrónico y el gusanillo que crea el misterio, sin que les importe que les apliquen la máxima de Twain, eso de que “sé virtuoso y te tendrán por excéntrico”.

Todo empezó el pasado día 2, cuando Salvador Tudela y su hijo Nacho, de 15 años, encontraron un anillo en la confluencia de Urgell con Mallorca. Iban al taller y no precisamente de buen rollo ya que se les había roto la luna trasera de su vehículo.

Al poner los pies en el suelo, el padre pisó algo, que salió disparado hacia la calzada. Su hijo siguió el rastro del ruido y dio con un anillo. Un simple aro, de mano femenina –por el tamaño– y carente de abalorios, salvo una inscripción en su parte interior: “Pepe 14-10-88”.

La historia trascendió en la edición de este martes de La Vanguardia, en la sección de cartas de los lectores, donde Salvador Tudela anunciaba que habían abierto la dirección quienquiereapepe@gmail.com.

La finalidad no era otra que la de intentar devolver ese tesoro sentimental a quien le corresponda, si es que todavía mantiene algún interés. Porque se puede tratar de una pérdida, pero tampoco es descartable –y la familia Tudela es consciente– de que esa alianza por los suelos sea la metáfora que ilustra el final de una relación.

Nacho, estudiante de cuarto de ESO, se guardó el anillo. Pero no sabía qué hacer con él. En la cena del pasado domingo, su hermano mayor –Salvador– le preguntó que había hecho con ese objeto. “Nada”, le contestó.

Así que, en esa reunión, se fraguó la búsqueda. Por la ilusión de unos hijos emprendedores y la aquiescencia de los progenitores, que no han dejado de pensar en su boda y los preparativos. Se casaron el 28 de octubre de 1988, sólo 14 días después de la fecha de la alianza.

De esa cena surgió la idea de enviar el texto a La Vanguardia y de crear la dirección electrónica. “Nacho es un águila en esto de la informática”, comenta Salvador (padre), más que satisfecho por la aventura emprendida –bromean con convertir esa dirección en una web para hallazgos sentimentales– y ahora impresionado por la repercusión de su escrito. “Cantidad de amigos y conocidos me han llamado para preguntarme si era yo el autor de la carta”, apostilla.

De momento, en su correo han recibido dos respuestas. Ni la una ni la otra aportan nada en la resolución de la trama, aunque estas comunicaciones les han llenado de satisfacción. El mensaje deMon, que tiene el encabezamiento de “Que bonic”, expresa el deseo de que “Pepe encuentre a quien ama”, mientras que el de Marga alaba “la actitud poco común” emprendida por esta familia barcelonesa.

“Ojalá que quien quiere o quiso a Pepe llegue a enterarse de que en el mundo hay personas con buen corazón, con ingenio... Yo no soy la propietaria del anillo, pero en su nombre gracias por intentarlo”.

Pese a saber de las dificultades, padre e hijo no esconden su esperanza,por mínima que sea, de que su iniciativa obtenga resultado. Su actitud enlaza con la filosofía rooseveltiana. En la vida hay algo peor que el fracaso, que es el no atreverse a dar un paso adelante.